La mentalidad de la interdependencia: Superar los conceptos erróneos

Sobre la autora

Brenda Dater, MSW, MPH, es directora ejecutiva de AANE y autora de Parenting Without Panic. Brenda es madre de tres hijos, y su hijo mayor es una mujer transgénero autista. Brenda ha facilitado grupos de apoyo para padres durante más de 20 años y disfruta enormemente creando un entorno en el que los padres puedan encontrar el apoyo, la información y la comunidad que necesitan.

Cuando trabajo con personas autistas y sus familias, preocupadas por alcanzar la “edad adulta independiente”, suelo hablarles de desarrollar una mentalidad de interdependencia. Este concepto reconoce que, en realidad, nadie es independiente al 100%. Todo el mundo, independientemente de su neurología, necesita ayuda en algún momento de su vida o para ciertas cosas que le resultan difíciles.

Pero, ¿por qué a veces resulta tan desalentador buscar y aceptar ayuda? Creo que hay varios conceptos erróneos que contribuyen a ello.

Concepto erróneo #1: Pedir ayuda es un signo de debilidad.

Creo firmemente que cuando no podemos resolver problemas o tareas por nosotros mismos, pedir ayuda NO significa que hayamos fracasado o que seamos deficientes. Buscar y aceptar el apoyo de un familiar, amigo o profesional de confianza puede ayudarnos a abordar y resolver problemas, aliviar el estrés y hacernos sentir menos solos. Tampoco significa que nuestro crecimiento y desarrollo de habilidades se vean inhibidos. Podemos recibir ayuda y también ampliar nuestra capacidad para manejar las tareas y situaciones que se nos presenten. Este equilibrio nos permite aumentar nuestra confianza y resiliencia al tiempo que evitamos el agobio.

Concepto erróneo #2: La ayuda es sólo para emergencias.

Para resaltar este punto, tengo una experiencia personal con mi hija autista, Rachel, que me dio permiso para compartir. Cuando estaba a punto de graduarse en la universidad, Rachel sufrió una gran depresión y necesitó volver a casa. Uno de los factores que contribuyeron a ello fue que dejó de recurrir a la ayuda durante la universidad porque pensaba que necesitaba ser “independiente”. Suponía que sólo debía recurrir a la ayuda en caso de emergencia grave, como la muerte de un ser querido, la pérdida del trabajo o un diagnóstico inesperado, y no para los problemas cotidianos a los que se enfrentaba. La acumulación de cuatro años intentando arreglárselas sola fue en parte lo que la llevó a la crisis. Para Rachel, la ayuda era un interruptor de encendido o apagado; o dependía totalmente de los demás o dependía totalmente de sí misma. 

Durante su recuperación, hablamos del concepto de interdependencia y de cómo los miembros de nuestra propia familia dependían de los demás y se ayudaban mutuamente. No sólo nos ayudábamos en situaciones difíciles, sino que nos echábamos una mano para facilitarnos las cosas. Compartir esto con Rachel cambió su percepción sobre la participación de los demás en su vida. Cinco años después, Rachel está dispuesta a recibir apoyo para alcanzar los objetivos que se ha propuesto y se desenvuelve en la vida cotidiana con más confianza, incluso cuando surgen dificultades. 

Concepto erróneo #3: Una persona no debe pedir ayuda si hay otros que la necesitan más.

Muchas personas autistas me dicen que no quieren pedir ayuda porque se la quitarían a alguien que la necesita más. Aunque esto puede venir de un deseo de ser justo o generoso con los demás, niega las necesidades reales que puede estar experimentando una persona, que son igual de dignas. Todo el mundo necesita diferentes niveles de apoyo y eso no nos hace menos merecedores ni significa que debamos luchar.

Concepto erróneo #4: No funcionó la última vez, así que no merece la pena volver a intentarlo.

Si hemos intentado acceder a ayuda y hemos tenido una mala experiencia o no nos han creído, podemos sentirnos derrotados y preguntarnos: “¿Para qué?”. Una mala experiencia no significa que todas las experiencias en la búsqueda de ayuda vayan a resultar así, pero entiendo que esto se convierta en una barrera. Muchas personas autistas me dicen que no confían en un sistema en el que han descubierto que expresar sus preocupaciones y que éstas sean ignoradas les ha hecho sentirse peor. Buscar el tipo de ayuda adecuado puede requerir múltiples intentos antes de descubrir a una persona o un programa entendido y comprensivo. Sin embargo, una vez que se encuentra, los beneficios pueden cambiar la vida.

¿Cómo podemos fomentar la interdependencia? 

El poder de la apertura

Creo que necesitamos un cambio cultural en el que todos -tanto neurotípicos como neurodivergentes- podamos compartir abiertamente las veces que necesitamos ayuda y cómo accedemos a ella. He descubierto que compartir este tipo de información con Rachel y con otras personas y familias autistas ayuda a normalizar el hecho de pedir ayuda. También anima a los que han tenido experiencias negativas en el pasado a seguir intentando encontrar el tipo de ayuda que necesitan.

Comenta cómo los signos de ansiedad, pérdida de energía, rumiación o tensión muscular pueden ser avisos de que se necesita ayuda. Dar ejemplos de ocasiones en las que el apoyo ayudó a evitar una situación más difícil más adelante. Hablar en voz alta sobre el apoyo lo desestigmatiza para que podamos sentir que no somos débiles o que hemos hecho algo mal si lo necesitamos. 

Recuerda que la interdependencia no es todo o nada. A veces necesitaremos más ayuda y otras menos. La interdependencia es un antídoto, no sólo para las situaciones de emergencia, sino para la acumulación de estrés diario. Nos proporciona un sistema de apoyo más amplio y fuerte que nos conecta a todos y nos proporciona comunidad.

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